Delicioso entrante que en cuanto empiezas a comerlo no puedes parar.
MI PEQUEÑA HISTORIA
En casa nos gusta mucho la paella, sobre todo a mi marido y uno de los ingredientes que no puede faltar son las chirlas, que a mí me parece que dan un gusto estupendo al arroz, mejor incluso que el de las almejas.
El caso es, que como las chirlas hay que comprarlas en bolsas de medio kilo, siempre sobraban lo que me obligaba a hacer paquetitos y congelarlas en espera de hacer alguna otra cosa como una sopa de marisco, pescado en salsa verde, etc.
Hace unos días, hablando con mi amiga Jessica me comentó que a ella y a su familia les encantaban las chirlas al ajillo, vaya, no se me había ocurrido, pero me pareció una estupenda idea.
Eso lo tenía que probar, así que compré chirlas, que para ser marisco es barato, y partiendo de los tradicionales ajillos preparé esta versión de las chirlas que resulta deliciosa, incluso diría que adictiva, porque cada vez que las preparo mi marido y yo no podemos parar de comerlas hasta que la última cascara está vacía.
INGREDIENTES
Para cuatro personas
½ kg de chirlas
6 dientes de ajo
Unas ramas de perejil
½ vaso de vino blanco
1 limón
6 cucharadas de aceite de oliva virgen extra
½ guindilla
Sal
Pimienta
ELABORACIÓN
Lo primero es limpiar bien las chirlas, para ello se las pone en un bol con agua y un puñado de sal durante unos 5 minutos.
Removerlas con cuidado de no romper las conchas, pasarlas por el chorro de agua para eliminar los posibles restos de arena.
Hay que tirar aquellas chirlas que estén abiertas y al tocarlas no se cierren.
En una sartén a fuego vivo poner las chirlas con el vino blanco.
Mantener en el fuego hasta que las chirlas estén abiertas, unos 3 minutos.
Retirarlas a un bol. En este caso hay que desechar las que no se abran.
Recuperar el líquido que haya quedado en la sartén filtrándolo con un colador fino, con una tela fina o con un filtro de café, con esto se eliminara cualquier arenilla que hubiera podido quedar adherida a las chirlas; reservar el líquido.
Picar los dientes de ajo y el perejil y reservar.
Cortar el limón en trozos medianos y reservar.
En una sartén poner 6 cucharadas de aceite de oliva.
Incorporar los ajos y llevar la sartén a fuego bajo.
Dejar la sartén en el fuego hasta que los ajos comiencen a tomar color, yo prefiero hacer este paso con fuego lento, porque es fácil que los ajos se quemen.
Cuando los ajos comienzan a dorarse hay que añadir el limón y la guindilla.
Dejar en el fuego unos 2 o 3 minutos y añadir las chirlas.
El líquido de abrir las chirlas
Y salpimentar al gusto, no necesitan mucha sal, por lo que habrá que tener cuidado.
Dejar cocinar otros 2 minutos, añadir el perejil y retirar del fuego.
El plato está finalizado, ya solo queda pasarlo a una fuente y comenzar a disfrutar, veréis que es imposible parar de comer hasta acabar con la última chirla.
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